PROLOGO
El mar es como la vida, con todo tipo y tamaño de olas por correr, y los pescadores, como nosotros, vierten su energía impostergable en ella. Permítanme inferir a partir de esta importante producción, que sea mar con penumbra o mar con luz, conviviríamos mejor si construyésemos un Chinchorrito.
“El Chinchorrito” demuestra las paradójicas coexistencias de nuestra sociedad: individualismo y trabajo en equipo, valores y antivalores, fantasia y realidad, indiferencia y sensibilidad. Todo ello, vestido de impredecibles aventuras tejidas en nuestro entorno regional.
Pachín, Filo, Toy, Loquillo, Chinchano, Chileno, Rodo, la madre y nuestro narrador protagonista simbolizarían aquel imprescindible equipo que necesitamos para superar la adversidad en nombre del progreso, sin oportunismos, como real unidad para proteger la vida humana, a partir de la defensa de nuestra inefable y divina naturaleza.
El oportunismo, individualismo e hipocresía está reflejado en la actitud de los policías, al querer aprovecharse de su autoridad, pero nuestro autor demuestra en este hermoso relato - también como posibilidad en nuestra realidad - que la cultura colectiva puede convertir aquella actitud en telaraña. Esta cultura hizo posible la existencia de “el chinchorrito”, pese a las limitaciones económicas para igualar al Zapatito.
Las sirenas, en este relato, dibujan en el pensamiento de nuestro protagonista, una tristísima luz, un oasis en su pálida existencia. Estas sirenas al salvarlo en lugar de atraparlo y hundirlo en el gris misterio, parecen ser de otro reino, con otra esencia; estas beldades intervienen como ángeles de “El Chinchorrito”.
Esta creación permite acercar a nuestros estudiantes a su entorno social inmediato de una manera automotivadora, sin generar presión u hostilidad. Es deber fomentar la lectura de este tipo de textos para reconstruir y revalorar la cultura colectiva en nuestra región.
Leer este cuento de lenguaje sencillo y dinámico, pero abordando un tema trascendente en nuestro contexto, es una oportunidad para interiorizar en nuestros alumnos la sensibilidad ecológica y despertar en ellos la actitud crítica ante peligrosos dilemas que el propio hombre plantea frente a la naturaleza.
Marcelino une sus días vividos en la zona agrícola de Oquendo Callao, a la experiencia docente y la sensibilidad social para trasportarnos a este relato que nuestras frescas generaciones deben disfrutar. Hagamos eco de esta invitación.
EMPERATRIZ DINA JANAMPA ALLCCARIMA
Licenciada en Educación
Directora del Centro Cultural PACHAART
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